TERESA FLAÑO
Diario Vasco. Jueves 8 de Agosto de 2002
EL ARTE DE LA PELOTA Y SU ESENCIA
Anton Mendizabal ha creado el proyecto "Pilotaz" que conjuga la escultura con el deporte vasco.
Diez años lleva Anton Mendizabal involucrado en el proyecto Pilotaz en el que se aunan dos elementos profundamente arraigados a la tradición vasca, el juego de la pelota y la escultura. La experiencia ha sido única «porque he podido trabajar con el mecenazgo de la Kutxa, algo que parecía muy difícil teniendo en cuenta que no soy un artista especialmente reconocido. Es una suerte trabajar sabiendo que la obra va a ser vendida, pero también tiene el peligro de que te puedes relajar».
Este análisis estético de la pelota está compuesto por tres espacios, instalados en sendas plantas de la galería ubicadaen el Boulevard donostiarra: el espacio de juego denominado Pilotalekua; el sujeto y su creación Pilotaria, y los objetos o herramientas, bajo el epígrafe de Tresna. Además crea sus propios juegos de palabras como frontela (frontón y estela), pilotaldi (pelotari y jokaldi) o tresnela (tresna y estela), entre otros.
En el momento de plantearse este proyecto estético se marcó un plan de trabajo calificado de oteiziano, «porque resultaba muy sistemático», pero con el tiempo cobró vida propia, con una marcada tendencia hacia el minimalismo, donde las figuras parecen sombras y los protagonistas se convierten en huecos, siempre con la soledad del pelotari y la tensión del frontón como protagonistas.
Pilotaz, que pasará a formar parte del futuro Museo de la Pelota Vasca, surgió cuando Anton Mendizabal reflexionó sobre la relación que existía entre el deporte y el arte. «Observé que la pelota era un tema muy interesante no sólo para los jugadores o los aficionados. Se trata de un mundo muy amplio, donde la creación tiene una importante presencia. En mi caso me he centrado más
en la escultura, pero también tiene cabida la poesía, la videografía, el teatro, la danza...», explica Mendizabal que ahora se va a imbuir en un nuevo proyecto centrado en la música.
Ambivalencia
Cada pieza es ambivalente porque cuenta con dos facetas, una estática, que quedará para siempre como algo casi metafísico, y otra
dinámica, en la que busca captar el movimiento. Todo ello representado .con los mínimos elementos posibles. La máxima representación de esta dualidad se encuentra en la obra Pelotari, realizada en madera, que se asemeja a un menhir. pero que muestra el cuerpo del jugador con su brazo a punto de lanzar la pelota.
En un apartado, el artista ha llevado parte de su taller para explicar el proceso de creación hasta llegar a una maqueta en madera de la que luego realiza series de pequeño tamaño, «para que se puedan comprar, porque me interesa entrar en las casas de la gente».
El comisario de Pilotaz, Edorta Kortadi, explicó ayer, en la presentación de la exposición, que Antón Mendizabal «parte de postulados artesanales, entendidoscomo concepto de libertad y positivismo, alejados de la repetición formal». Esta forma de entender el arte encuadraría al escultor como un post-oteiziano y deudor de la vanguardia abstracta vasca de los años 50 que representaron el propio Oteiza o Chillida entre otros. También está marcado por postulados arquitectónicos procedentes de Moneo o Peña Ganchegui.
Kortadi destacó que estas obras -son 41, aunque por motivos de espacio se han retirado 8-, configuran un conjunto «coherente y unitario dotado al mismo tiempo de un carácter experimental». Esta última característica la enmarca en una de las aportaciones que, a su entender, realiza Mendizabal porque «aunque se instala en la corriente de la escuela vasca postguerra de Oteiza, Mendiburu o Basterretxea, realiza un extensión al mundo minimal y conceptual que le hacen plenamente vigente en este siglo».