El Diario Vasco. 24 de setiembre 1993
Anton Mendizabal presenta 'doce años de esculturas'en la sala Kutxa
Inspirada en la 'argizaiola', 'cromlech', y el 'intxixu', la muestra puede visitarse con el autor
El donostiarra Anton Mendizabal, artesano-escultor, vuelve tras varios años de ausencia a presentar una muestra de su obra en San Sebastián. Lo hace de la mano de la Fundación Kutxa que ha abierto su sala Garibai para ofrecer la posibilidad de contemplar sus esculturas correspondientes a doce años de trabajo. «Hamabi Urte... 1982/1993» compendia el intento de crear obras de arte desde la artesanía, a través de una propuesta racional y pedagógica.
Entre los artistas hay quienes dejan su obra a la libre interpretación del observador, sobre la base de que la comunicación entre el autor y el público se logra, o no, a través de la propia expresión artística. Sin embargo, hay otros que, además de respetar y practicar esta teoría, gusta de acercarse al espectador, comentar la obra y conversar con quienes se acercan a ver la muestra. Anton Mendizabal practica esta fórmula porque no en vano es profesor de Historia del Arte.
Mendizabal hace dos 'visitas guiadas', los jueves y viernes, a las 7,30 de la tarde y su exposición estará montada hasta el día 3 de octubre. El autor recorre las cuatro salas en las que se muestran las más de cincuenta obras y en base a una pequeña documentación comenta la evolución de la misma.
Las obras de la exposición han tenido tres fuentes de inspiración, «la 'argizaiola', el 'cromlech', y el 'intxixu'», comenta el escultor y una de las primeras obras que se contempla es «Mairubaratz» (lugar de encuentro de 'mairus'. Conjunto de cromlech) que está dedicada a Remigio Mendiburu, como homenaje postumo y con su 'calendario de la luna' en el subconsciente.
Artesano de la madera
Sobrino de Alejandro Amenabar, con él aprende las técnicas artesanales de la madera, su elección, corte, tallado. Capta la belleza de la madera, su dinamismo pero también la necesidad de saber elegir la adecuada —roble, fresno, haya, nogal— para que responda a su saber creativo, a su interpretación escultórica de la 'argizaiola', esas tablas talladas de madera, en las que se enrollaba la «cerilla» que, colocada sobre las tumbas en el interior de las iglesias, mantenía el fuego del hogar en recuerdo de los difuntos.
En su evolución interpretativa, Mendizabal va abriendo la 'argizaiola' y la saca del plano bidimensional para desarrollar un juego tridimensional, escultórico dando paso a la 'estela', de donde parte otra serie de obras que resultan estilizadas, que se alzan hacia lo alto como elementos interrogantes en sí mismos. El 'cromlech' también se levanta y se enfrenta a su espacio abierto en el que se integra y de ahí surge otra serie «estelas-cromlech, 'Kron-tela'» que forman parte del anteproyecto para un parque megalítico en Oiartzun. Por el contrario, la serie de 'frontones' dan la impresión de espacio interior firme y poderoso, tenso y espectante.
Una exposición, en suma, cargada de tradición y vanguardia, como se indica en el propio catálogo.